viernes, agosto 24, 2007

LA MÁGICA HOGERA DE LA BURRA Y EL CELULOIDE


Por: JORGE A. HIDALGO TOLEDO



"Pero es la sangre el peor testigo de la verdad; emponzoña la doctrina más pura y la trueca en locura y en odio de los corazones"
(Federico Nietzsche, Así hablaba Zaratustra)




La característica más notoria del cine de violencia de los últimos veinte años, parece ser su propensión a provocar en el espectador sensaciones de angustia, asco y horror por medio de la presencia de escenas de violencia explícita tales como las amputaciones, decapitaciones, y destripaciones colectivas, etc.
En un principio, esta escala de violencia gráfica se redujo a los denominados filmes de explotación morbosa, pero pronto esta tendencia por la violencia se incorporó también al cine clase "A" y hoy el gusto del público parece demandar más y más violencia en las películas.
Esta tendencia pertenece a lo que es el gore o splatter que reclama una reflexión que debe de incluir dos elementos: por un lado el análisis del propio género cinematográfico y sus resortes psicológicos y sociales, y por el otro, el análisis de la violencia como un fenómeno inherente a nuestra sociedad y cultura.
Debemos reconocer que el cine de violencia es uno de los más populares y este género seguirá imponiéndose con dulzura y buenos modales, quizá porque las películas de violencia dicen sobre nuestra sociedad que las produce más de lo que a primera vista pudiera imaginarse. El cine de violencia refleja de una u otra manera, los miedos y fantasías fundamentales del hombre; el género en casi todas sus manifestaciones permite al espectador echar una mirada sobre la pesadilla humana en la que los seres no son sino objetos de consumo y violencia.
Si bien es cierto que sólo unas pocas películas plantean conscientemente una lectura crítica de la realidad, también las películas más orientadas a la mera explotación reflejan algún elemento de la vida contemporánea y sus conflictos. Por ello resulta imprescindible entender este tipo de cine que constituye un importante fenómeno cultural, ya que el género ofrece el material para un diagnóstico de la cultura en sí, al enfrentarnos a temas de tensiones y represiones.
Este tipo de cine permite analizar la naturaleza de la violencia entendida como un elemento intrínseco de la vida de la sociedad contemporánea. La exhibición de hechos violentos no pretenden desensibilizar al público, sino todo lo contrario: Mostrar que de hecho la violencia es perversa, odiosa y desagradable.
La violencia cinematográfica manifiesta la crueldad en todas sus formas: violaciones, asesinatos con cualquier tipo de armas, etc. y para observar estos detalles violentos lo hacen más notorios con técnicas de maquillaje y efectos especiales.
Para darle más realismo ocupan las tácticas de shock y la utilización intensiva de medios técnicos destinados a lograr mayor énfasis en la violencia.
El despliegue de este tipo de filmes se encuentra en cineastas y comerciantes que desde el punto de vista pragmático, no hacen sino atender las demandas de un mercado formado en un contexto social caracterizado y definido por la violencia. La cada vez más atendida demanda por este tipo de cine puede medirse por el hecho de que el gusto por el gore no es ya privativo de las películas sino que es un ingrediente básico de todas las películas de violencia, incluyendo las realizadas con mayores presupuestos y distribuidas por las grandes y respetables compañías.

Si me he de morir mañana que me maten de una vez
En la cinta "Manhunter" (Sabueso, 1986) de Michael Mann, basada en la novela de Thomas Harris "Red Dragon", el siniestro doctor aníbal Lecter "El canibal", explica a su captor por qué razón el asesino posee ese carácter místico que lo hace tan fascinante y contensta con el cínismo que caracteriza a los genios repuganantes: "Si uno hace lo que hace dios, un número suficiente de veces, uno termina por convertirse en lo que Dios es". El crimen repugnante y secuenciado, se vuelve para el doctor Lecter en un vínculo que viaja en circulos paralelos con lo divino: El derramamiento de sangre humana se torna en un rito secreto que transforma al asesino en un chamán en plena transformación, no sin antes transgredir la línea que separa al asesino de la sociedad en la que la delirante violencia ejercida contra el prójimo transfigura el espíritu de la más pura conciencia alterada.
Para el asesino secuencial, los actos malditos se tornan actos de bendición y de alabanza: asesinar al paciente y devorarlo como hace el troglodita doctor Lecter; o destazar prostitutas en la londinense Whitechapel del causi mítico Jack El Destripador; o masacrar en sarcasticos ritos satánicos a familias enteras como hicieron Manson y su clan; o disparar a confesos y no desde lo alto de una torre como acaeciera el el fanático cazador de hombres Charles Whitman, son todos estos actos ofrendas sagradas bien-venidas al Señor.
La fascinación murmurante y secreta del crimen en castidad y a domicilio no sólo ha sido parte multiple y diciplinaria de la literatura apasionada por la estética lujuriosa de la depradación humana, sino que esta ha logrado abordar la cultura tradicionalista del cine, explotando su inmenso potencial expresivo con la experiencia chamanística que es el bañar de sangre las butacas y de salsa las palomitas.

LA VOLUNTAD LIBERADORA SE HA VUELTO MALÉFICA
El afamado concepto de multiasesiono surgió como legado de la máquina y las prerrogativas cibernéticas en la Inglaterra de la reina Victoria. La relación entre crimen y civilización industrialmente revolucionada implicó la serialización de los asesinatos, la estructuración de una maquinaria de producción cadaverica, tal como fue el legado del santo católico y apostólico Jack El Despanzurrador, un sádico genio de sangre fría que descoció a puñaladas bajo la antigua y ofréndica técnica del degüello a cinco prostitutas del proletario barrio de Whitechapel, en menos de un año, para después desaparecer sin dejar un sólo rastro que pudiera conducir, no sólo a su captura, sino que ni siquiera al conocimiento de su identidad. Incomprensiblemente el cine no le ha hecho justicia al heroe de la mitología del crimen ya que son pocas las cintas entorno al caso.
Hitchcock por su parte no sólo ignauguró con su Psicosis la era posmo del cine sobre psicópatas asesinos, sino que en 1926 en Inglaterra había realizado una de las primeras cintas de este subgénero: El huesped (The Lodger), inspirada de forma vaga en Jack, dos años antes el expresionista Paul Leni le había dado vida cinematrográfica en uno de los episodios de "El Gabinete de las Figuras de Cera" (Das Wachsfigurencabinet), actuado por Werner Krauss. Años después, el francés Marcel Carné parodió al heroe maestro en su "Drama de picardía" (Drole de drame, 1937), cinta en el que Jean-Louis Berrault interpreta a un asesino de carniceros, motivado por un criminal odio de naturaleza vegetariana. Las dudosas hazañas del celebre destripador siguen fascinando la imaginación de un público que no deja de admirarse por la capacidad camaleónica del asesino que supo defender su identidad para escarnio del honr de Scotland Yard y del sistema judicial inglés.
Por otra parte, el expresionismo alemán resultó el charco criadero idóneo para la muduración del subgénero y la aproximación analítica a la mentalidad criminal. En 1930, Fritz Lang anunció su intención de filmar una película a la que llamaría "Los asesinos están entre nosotros" y que terminó llamandose "M, el vampiro de Düsseldorf", ya que el podersoso partido nazi se había apresurado a ponerse el saco cuando conoció el título original. El filme hace alusión a la célebre y nostálgica carrera criminal de Peter Kürten -a quien le diera vida el debutante Peter Lorre-, un degenerado asesino de niños que asoló la ciudad de Düsseldorf, cuya vesanía porvocó su despiadada persecución tanto por parte de la policía como del propio submundo del hampa. La grandiosa aportación de Lang consistió en vincular dialécticamente el cado de nota roja, con la crítica situación de postración y depresión psicológica, económica, política y social que vivía alemania y que pocos años más trade habría de dar lugar a un crimen múltiple de escala planetaria.

ES PRECISO QUE LOS BUENOS SEAN FARISEOS: ¡NO TIENEN ELECCIÓN!
Sin lugar a dudas Estados Unidos es la patria de algunos de los más notorios asesinos múltiples, no acausa del destino, ni de la fuerza de ninguna extraña ley divina, sino simplemente a que el crimen es parte de las formas de expresión de las contradicciones de la civilización industrial en el lugar donde el clima ha alcanzado su máximo desarrollo.
Uno de los más ecuanimes y grandiosos asesinos ficticios al estilo americano ha sido Norman Bates, el solitario y edípico multiasesino interpretado por Anthony Perkins en el filme que fundó, en 1960, el grandilocuente cine de terror: Psicosis (Psycho), dirigido por Alfred Hitchcock, una de las mentes más brillantes y perversas del cien.
El personaje de Bates, que mataba a los huéspedes de su hotel, dominado esquizofrénicamente por su madre muerta y embalsamada, estaba inspirado en uno de los más enfermos multiasesinos de que se tenga memoria: Ed Gein, un aprantemente inocuo granjero de Wisconsin suya madre dominante lo convirtió en un psicópata que inició su carrera profanando tumbas, movido por impulsos entermente necrofílicos, y que después se dedicó al asesinato, a la mutilación, al descuartizamiento, a la profanación de cadáveres, y last but not least, al canibalismo. Este ciudadano ejemplar de infame memoria inspiró también otros filmes, pero sin duda el más destacado es "Masacre en cadena" (The Texas Chainsaw Masacre, 1974) de Tobe Hooper, cinta en la que el endeble Ed Gein es convertido en el furibundo Leatherface, en alusión a otros vesánicos crímenes en serie cometidos en el estado de Texas por una familia de matarifes.
La película de Hooper no pretendía arrojar ninguna luz sobre las razones y motivos de la perversidad humana, buscaba simplemente impactar con el sólo espectáculo de una violencia delirante capaz de transformar el acto criminal en estilizado granguiñol.
Truman Capote había escrito su poderoso relato periodístico "A sangre Fría" teniento en mente ya no el hecho original que narraba, sino las pulsiones que orillaron a sus dos patéticos personajes sociópatas a masacrar a una respetable familia rural de Kansas. "A sangre fría" (In Cool Blood) fue llevada al cine por Richard Brooks en 1967, y la película estableción el tono que adoptarían luego muchas de las cintas de este subgénero, tanto en el cine como en la televisión; en el centro de la trama, la personalidad del asesino presidiría la ficción por encima de sus crímenes, que pasarían a un segundo plano.
En esta línea, Richard Fleischer aportó al análisis de la personalidad criminal con dos cintas notables: "El estrangulador de Boston" (The Boston Strangler, 1968), con Tony Curtis en un poco afortunado miscasts como el esquizofrénico Albert DeSalvo, quien violó y dio muerte a trece mujeres, y "El estrangulador de Rillington Place" (10 Rillington Place, 1971), sobre el caso del abyecto john Christie, el aparentemente inofensivo habitante (interpretado por Richard Attenborough) del número 10 de la calle rillington en el Londres de los Primeros años de la posguerra, quien fue juzgado y condenado por el asesinato de por lo menos seis mujeres a las que estranguló y ocultó en diversos puntos de su pequeña vivienda.
Casi todos los multiasesinos que han conmovido y transgredido las fronteras éticas de la opinión púbilica han merecido su semblanza literaria y/o cinematográfica, aunque son pocos los filmes que merecen ser recordados, y muchos de ellos han encontrado en el telefime el medio idóneo para su divulgación, como sucede con los casos de los crímenes de la jauría capitaneada por Charles Manson en "Helter Skelter" (1976) de Tom Gries, con Steve Railsback como Manson; del francotirador enloquecido (interpretado por Kurt Russell) que abatió a trece personas desde lo alto de la torre de la Universidad de Austin, en Texas, en "The Deadly Tower" (1975) de Jerry Jameson; o el caso del galán y buena gente de Ten Bundy, sospechoso de haber dado muerte a 33 mujeres en 1978, que fue llevado a la pantalla televisiva en 1986, con el nombre de "The Deliberate Strange", interpretado por Mark Harmon y dirigido por Marvin J. Chomsky.
Cuando el crimen se combina con el amor, el resultado puede ser un terrible y angelical estallido de violencia: Charles Starkweather de diecinueve años y su novia Caril Ann Fugate de catorce, asesinaron a tres miembros de la familia de la chica debido a que se oponían a su relación con Charles; luego del crimen huyeron de su natal Nebraska y se lanzaron a la carretera en plan de amantes malditos, consiguiendo un saldo rojo de diez personas muertas. Esta aventura la consigna Terrence Malick en su cinta "Badlands", realizada en 1973, con Martin Sheen y Sissyt Spacek como la juvenil y atractiva pareja de homicidas.
Charles Chaplin se adelantó a su época cuando realizó su egra y onírica comedia "Monsieur Verdoux" en 1947, basada sin duda en el caso del legendario barbazul francés henri Landru, un hombre que se jactaba de haber amado a 283 mujeres y que fue guillotinado en 1922 por el asesinato de diez de sus esposas, a las que despojó de sus fortunas antes de privarlas de la vida.
De haberlo conocido, Thomas de Quincey habría cantado las glorias de este artista del acrimen y amante de leyenda; pero en esta línea de trabajo (el asesinato por codicia), la realidad suele ser bastante más vulgar y agradable; a fines de los años cuarenta, un vago de nombre Ray Fernández y una obesa ninfómana llamada Martha Beck, se asociaron para matar a por lo menos doce mujeres a las que previamente Ray había seducido, enamorado, desposado y despojado de sus capitales. En 1970, Leonard Kastle realizó la que fuera su única película y posteriro pieza de culto: "Amantes Sanguinarios" (The Honeymoon Killers), en la que adaptaba al contexto de los años sesenta las hazañas de Martha Ray, convirtiéndolas en una torcida historia de amor loco.
En 1986, el cineasta independiente John McNaughton realizó con un bajísimo presupuesto, la joya más depurada del subgénero y el ejemplo más acabado de multiasesino típicamente norteamericano: "Henry: portrait of a serial killer", con Michael Rooker en el papel de Henry Lee Lucas, un vagabundo aventurero de 47 años al que se acusó de cientos de asesinatos y que mataba por necesidad, por hábito y por placer. Nunca antes el cine de psicópatas había sido más escueto, más frío, más objetivo, más distanciado; la vida del criminal múltiple es descrita en la película con un realismo casi documental, pero nunca se pretende explicarla ni mucho menos clificarla moralmente. Lo que McNaughton parece decirnos es, simplemente que los (multi) asesinos están entre nosotros.

¡SIN EMBARGO ES UNA VERGÜENZA REZAR!
Aún así explicar la mente criminal o la descripción de la mortífera psicopatología contemporánea no son los únicos objetivos que persigue este subgénero; a menudo se recrean los caso notables de asesinatos múltiples con el fin de poner al descubierto la enorme responsabilidad que sobre la conducta homicida tiene la sociedad que escandalizad, persigue a esos criminales a los que con frecuencia despojó de toda oportunidad de salvación.
Esta aproximación moral al fenómeno criminal coloca en primer plano la patología del cuerpo social, del cual la patología individual es tan sólo un síntoma. En "el juez y el asesino" (Le juge et l'assassin, 1975) de Bertrand Tavernier, el sargento demente Joseph Bouvier (Michel Galabru), autor de una serie de delicados y atroces crímens, enfrenta la violencia perversa y sádica de un juez de instrucción (Philippe Noiret) tan demente como su perseguido, y sin duda más letal, pues el juez mata impunemente en nombre de la ley.
El género no se pierde en nuestros países, (el tercer mundo) la desquiciante miseria y la desigualdad social son terenos fértiles para la psicopatología individual: la pobreza extema, la ignorancia, el hambre, el fanatismo religios son con frecuencia detonadores de violencias individuales que el poder y las instituciones se aprestan a castigar, pero no a corregir, ejemplo de ello son las cintas "El Chacal de Nahueltoro" (1966), del chileno Miguel Littin, con Nelson Villagra en el papel protagónico; "Las Poquianchis" (1976) de Felipe Cazals, sobre las actividades de las sagradas lenonas guanajuatenses; "El profeta Mimí" (1972) de José Estrada, con Ignacio López Tarso como el estrangulador de mujers movido por el fanatismo religioso, vagamente inspirado en el célebre Higinio Sobera de la Flor; o el caso de la disolvente Elvira Luz Cruz, consigando en "Los motivos de Luz" (1985) de Cazals y en la cinta "Elvira Luz Cruz, pena máxima" (1984-85) de Dana Rotberg y Ana Díaz Díaz.

ESTE ÁNGEL SE CAYÓ
La historia del cine se ha visto envuelta en charcos de violencia a lo largo de su extenso road movie. Una violencia reiterante de las aficiones más fascinantes de la humanidad, que en muchas ocasiones se ha preocupado fuertemente por demostrar que la frase "El hombre es el lobo del hombre", no es mas que una simple alegoría de supermercado.
La pantalla grande, en su calidad de reflejar lo ocurrido en la realidad, se ocupa también de elaborar representaciones violentas, que en la mayoría de los casos parecieran pura exageración, pero que desgraciada o afortunadamente tienen su base en hechos reales.
De una u otra forma, sea cual sea la base de las películas a las que se ha tendido a denominar CINE ROJO, lo cierto es que se han adueñado del gusto general del público que, como lo han declarado los analistas, tiende a pedir más y más violencia dentro de las salas cinematográficas: "la recurrencia a la violencia siempre tiene un ojo puesto en la taquilla y de algún modo tratan de explotar las más bajas pasiones del público. Además el espectáculo de la violencia es un espiral ascendente que cada vez exige algo más difícil todavía. El gusto del público llega a estar esta estragado y pide más sangre y mayor número de vísceras esparcidas".
Entre las más afamadas cintas pertenecientes al género, que se aferra fielmente a la tesis del escritor Thomas de Quincey: "ya que el crimen es inevitable, hagámoslo bien", están las siguientes:
Henry, retrato de un asesino, Ganadora absoluta del Festival Fantástico de Sitges en 1990, fue la más realista y estremecedora radiografía de un criminal múltiple que ejerce su actividad por mero placer.
Monsieur Verdoux de Charles Chaplin, enfoca la historia de un asesino que, arrojado de su trabajo se dedica a eliminar a las mujeres con las que se casa para ganarse la vida, y es además una versión del autor acerca del asesino francés Laundri, quien matara a varias mujeres en la Francia de principios de siglo.
Saló, de Pier Paolo Pasolini, está basada en una obra inacabada del marqués de Sade. Ubicada en los últimos días de la guerra, la acción presenta a un grupo de jerarcas fascistas que encerrados en una villa proceden a la eliminación sistemática de un grupo de adolescentes retenidos contra su voluntad.
Grupo Salvaje: es un western importante que, ha dado testimonio ejemplar de la violencia llevada al cine. Su director, Sam Peckinpah se posicionó gracias a esta cinta como uno de los más afamados directores del género.
Arizona, Baby, de los hermanos Coen. Aquí se presentó una secuencia de un hombre que resulta despedazado y sus miembros son esparcidos a causa de un bombazo.
En Salvajes de Corazón, de David Lynch una cabeza es arrancada de su cuerpo por un balazo constituyendo otra de las escenas que harían historia en el cine rojo.
Perros de Reserva, de Quantin Tarantino se impuso recientemente como una de las realizaciones más importantes y aceptadas entre el público. A pesar de haber sido realizada con muy bajos recursos esta cinta que fuese la opera prima de su autor, tiene su "secreto" en la calidad del guión que, como Amor a quemarropa, Pulp Fiction y Natural Born Killers poseen una intensidad propia y sobre todo, llevan las situaciones hasta el final.
Natural Born Killers, recientemente llevada a la pantalla por Oliver Stone, con base en el guión del Tarantino, (al que además no le interesa ver el Filme), nos ha presentado una nueva generación de asesinos. Los asesinos con moral, cínicos y que matan por diversión. Quizá la naturaleza verdadera de los hombres cuasi genios de fin de siglo.

CHAMUSCANDO EL HOGAR
En las lineas de fuego de fin de milenio el video se ha convertido en una excelente alternativa para transmitir géneros que van desde el "splatter" hasta el "gore", junto con todas sus variantes, los aficionados al cine han encontrado en él un medio por el cual se puede tener acceso a lo último y a aquello que no se puede ver en las salas cinematográficas por su falta de fatalidad.
Gracias a la gran cantidad de video clubes que han aparecido en los últimos años, ahora se puede encontrar filmes llamados de "culto", los "medio underground" y las grandes y costosas producciones de gente que en muchas ocasiones no se sabe que hacen dentro del mundo del celuloide.
Es necesario tener paciencia y mucha información para entender y comprender lo que en realidad es el culto al horror y a la violencia "blody Mary", y para ello es necesario adquirir revistas como: "Gore Zone", "Deep Red", "The Gore Scene", "Horro Fan", "Cinefantastique", "Starlog", "Bizarro" y las Enciclopedias y libros especializados.
Entre los ejemplos de películas de culto existen:
"Basket Case", "Brain Damage" del director Frank Henen Lotter; "Halloween" de John Carpenter; "Five million years to Earth" de Roy Ward Baker.
Ejemplos del género "Gore":
"The Texas Chainsaw Massacre" de Tobe Hooper, "Re-Animator" de Stuart Gordon; "Multiple Maniacs" de John Waters.
Y en cine del futuro está: "The toxis Avenger", "War, Surf Nazis Must die, Stuff Stephanie in the incinerator, "Rabid Grannies", "Evil Clutch", "Video Demons do psychotown" producidas por Lloyd Kaufman y Michael Herz.

VOCABULARIO BÁSICO

CULT MOVIE.
Literalmente película de culto, es decir, se ve con adoración, respetuoso silencio y propósito inquebrantable de no olvidar un solo fotograma.
CINE ROJO: Versión ultra del cine negro o policiaco. Más violencia y sangre de lo que muchos pueden soportar.
GORE: Sangriento, truculento, masivamente letal. Sangre y vísceras por todos lados. Por ejemplo, la matanza de Texas es gore, aunque cutre. "Salvajes de Corazón", de David Lynch es gore más fino.
PULP: Pasta de papel. Por los viejos pulp o novelas policiacas baratas de bolsillo. Ahora es sinónimo de thriller o cine negro. La última película de Quentin Tarantino se llama Pulp Fiction
PSYCHO-KILLER: Asesino compulsivo; por placer no por intereses mercenarios o de otra clase. Por ejemplo el doctor Anibal Lecter de "El silencio de los inocentes". Puso de moda el término la novela "American Psycho" de Bret Easton Ellis.
ROAD MOVIE: Película de carretera. Un subgénero del cine margina. "Easy Ryder" y "Thelma & Louise" son dos ejemplos.THRILLER: Es lo mismo que "Hard boiled" o cine negro. Policías, delincuentes, bajos fondos, violencia y vidas marginales.

lunes, julio 02, 2007

Presentación: Towards a symmetrical ethnography

Presentación de Adolfo Estalella, Elisenda Ardevol y Agnes Vyreda de la Universitat Oberta de Catalunya en la que exploran el uso de herramientas para la comprensión de las prácticas en la red.

Una aplicación interesante de la netnografía.

jueves, junio 28, 2007

Libreta de apuntes I: Ver y medir


Por: Jorge Alberto Hidalgo Toledo


El mundo y sus fenómenos para muchos no son más que un montón de detalles inútiles acumulados en pequeñas constelaciones de signficantes y significados. Burbujas que flotan a la dervia, detalles al fin y al cabo.

Marcel Mauss en su Manual de Etnografía alude al ojo y a la memoria: nos enseña a observar y a clasificar la realidad y cada uno de esos detalles, que para muchos no son mas que celulas muertas perdidas durante el sueño. La realidad para Mauss es estudio y biometría, estadística, cálculo, probabilidades, interpretación de color, dominio de la física... es decir, cada objeto, cada acto, cada rito es todo un "condensado de principios" (Mauss, 2006: 21).


Así, la etnografía tiene por objeto observar a detalle los hechos sociales para conocerlos y comprenderlos. El ojo adiestrado, alude a la exactitud, al sentido profundo de los hechos, al desmenuzar el entramado y la relación que existe entre los hechos. El etnógrafo como el arquitecto debe dominar el sentido de las proporciones, sus formas y articulaciones. La intuición no tiene cabida en el mundo de la comprobación y la estadística -nos recuerda Mauss. Su precisión es la del cartógrafo, la del historiador, la del estadístico. La especulación para el navegante es naufragio seguro. El único puerto seguro del etnógrafo es el de lo irrefutable, lo verificable, lo medible, observable y comprobable. Descubrir, así, se vuelve un argumentar lo argumentable; demostrar lo demostrable.


La observación superficial es un creer, un suponer que se ha visto.


El etnógrafo, como buen intérprete, debe ser maestro de la lengua, de la gramática social. Por ello nos advierte del estado bruto del objeto de estudio y la necesidad de:




  1. Apelar a informantes concientes, que TENGAN memoria de los acontencimientos.


  2. Colecccionar y catalogar para probar el hecho social.


  3. Buscar la objetividad en la exposición y en la observación.


  4. Decir lo que se sabe, todo lo que se sabe, nada de lo que no se sabe.


  5. Evitar la hipótesis y sólo reportar lo reportable; el hecho mismo.


  6. Recoger relatos, describir y analizar a profundidad, marcando siempre que el valor del observador es su genio sociológico.


  7. Anotar las búsquedas, incluso las inacabadas, las dificultades y los detalles.

El etnógrafo y en nuestro caso, el netnógrafo tienen como virtud la exhaustividad. Para decir que hemos visto, habrá que medir primero. El observador que reporta el nombre de las cosas, tuvo que haber conocido el idioma primero. La elocuencia en el estudio está en identificar TODOS los detalles y hacer que se multipliquen a su alrededor, todos los testimonios posibles. Con ello nos queda claro que para introducirnos en las profundas cavernas de internet habrá que adiestrar el ojo para ver en la oscuridad.


Referencia


Mauss, M. (2006) Manual de etnografía. Argentina: Fondo de Cultura Económica.

miércoles, junio 20, 2007

Video: Historia del fenómeno llamado Internet

He aquí un interesante reportaje sobre el nacimiento y protohistoria de Internet. Observen por favor los comentarios de los entrevistados, la vigencia de sus reflexiones y lo que ya dejaba ver.



Bases para un método netnográfico


Por Jorge Alberto Hidalgo Toledo
Desde 1926, Marcel Mauss sobrino de Émile Durkheim) dedicó largar horas, año tras año, a dictar a sus alumnos y colegas las Instrucciones de etnografía descriptiva que sirvieron a los asistentes al Instituto de Etnología de la Universidad de París.

Sus cursos fueron seguidos por muchísimos especialistas en el área de la antropología, etnografía, historia y sociología en la École Pratique des Hautes Études, en el Collège de France, en el Instituto de Etnología. Su influencia se ha dejado sentir por mucho tiempo. En 1935 sus apuntes, notas y exposiciones fueron publicadas en forma y, cada año, Mauss anexó capítulos como fueron Tecnología y estética (1935-36); fenómenos jurídicos (1936-37) y Religión (1937-38). En 1947 se publicó la primera edición de su obra bajo el título Instrucciones de etnografía descriptiva para uso de viajeros, administradores y misioneros.

Su obra ha sido editada múltiples ocasiones y ha servido de inspiración a múltiples investigadores. Para los hispanoparlantes su texto fue publicado bajo el nombre de Manual de Etnografía. Argentina: Fondo de Cultura Económica (2006)

Instrucciones para cartografiar la red
Su manual, hoy me sirve de inspiración y base para buscar una metodología que nos permita elaborar un estudio netnográfico de lo que ocurre en las profundas aguas de los canales, esteros, ríos y océanos de la era digital. 

Retomando a Mauss y a otros investigadores como Leroi-Gourhan, Paul Rivet, Graebner, Kroeber, Marett, Tylor, Powell, Leenhardt, Malinowski y los posmodernos como Geertz, Clifford, Agar, Shweder, Marcus, Cushman, Strathern, Tedlock, Tyler, Mead y Harris entre otros, estaré publicando algunas herramientas metodológicas, conceptos y guías teóricas que nos permitan registrar puntualmente el paso de la caverna a las catedrales digitales.

A modo de estudio tomaré como caso experimental la investigación de la comunicación en México y las rutas de navegación que se han tendido en la red. Partiré de puerto seguro, elevando anclas desde el sitio de la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación (AMIC - http://amicmexico.org).

El viajero que se adentre en este blog encontrará publicado de modo frecuente: diario de ruta, inventario, fichas descriptivas, mapas de distribución, mus-e-ografía, y otro tipo de registros que nos permitan establecer una morfología, fisiología y descripciones netnográficas del fenómeno estudiado en Internet.

"Todo lo que es líquido es una vía comunicante" escribió Mauss e su Manual. Veamos pues cómo fluyen esas aguas antes de tomar nuestros petates y salir a navegar, porque hemos oído hablar de un mundo mejor...